Ma Gloria Carreón Zapata
BARBARIE
Hoy, la luz del amanecer que se
colaba por una rendija de las cortinas me despertó más enamorada que nunca; con
ese ánimo quise escribir al amor y al
romance pero, de pronto el pensamiento se extravió, y fue a posarse en una imagen que me encontré el día de ayer
por la red. Entonces, mi mente no estuvo ya más para pensar en romanticismo.
Sobra decirles como me sentí, se oprimió mi corazón al ver tanto dolor, tanta
injusticia dominando al Mundo. Fue un
vídeo el cual para muchos ha pasado quizá inadvertido. Es la viva imagen del
desconsuelo, la irritación, la impotencia y cobardía ante el dolor humano.
Se trata de un niño sirio que con su
carita bañada de llanto reprochaba al Mundo la indiferencia. En sus ojitos se
dibujaba la impotencia, el rencor , el
dolor y la imposibilidad de salvar a su pueblo de tanta masacre. Aún con el
corazón desgarrado no pude dejar de admirar su valentía, pues se trata de un
pequeño de unos doce o trece años. ¿Cómo
es posible que los adultos permitamos que se cause tanto dolor a los niños?
Algo habrá que hacer con urgencia.
¿Qué le interesa al poderoso un niño muerto más en el planeta,
mientras los suyos gozan de salud y bienestar?
¿Qué les importa la vida de un ser
humano ya sea niño sirio, mexicano o de cualquier otro país?
Se trata de un pequeño inocente que
no sabe de intereses mezquinos, infrahumanos, aborrecibles y ególatras de
personas que sin ningún miramiento ni sentimiento de empatía, no tienen la
capacidad de imaginar el sufrimiento pues, desde sus palacios de cristal en
Nueva York, manipulan a su antojo el porvenir, la miseria o destrucción de
millones de personas, no han sentido frío ni hambre jamás.
Gentes que en su ambición por
aumentar sus fortunas, simplemente, ordenan el envío de seres adiestrados para
ser hostiles y matar sin conciencia alguna, quienes resguardados detrás del
poder y la tecnología de su armamento, son capaces de lanzar muerte
indiscriminada a poblaciones, templos, escuelas y hospitales lejanos, en lo que
llaman “Operaciones Quirúrgicas”.
Arguyendo después alguna falla en
sus sistemas pidiendo una disculpa frívola o mintiendo a través de los medios
de comunicación, manipulando sus informes los cuales a la postre siempre han
sido falsos; lo hacen justificando sus continuos ataques a los poblados con
gobiernos legítimos y también legales de países lejanos, tomando ese tipo de
decisiones de un momento a otro, para minimizar sus escándalos personales, como
lo hizo Clinton tratando de hacerle olvidar a sus electores el asunto del
vestido azul de Mónica, o ésta vez Trump con similares argumentos que en su
fuero interno, ambos lo saben que son ciertos,
masacrando a un país tan lacerado y castigado en la última década, como
lo ha sido Siria.
Lo que además me lleva a pensar, que
no es el único infante que padece el desinterés y la avaricia, la inconsciencia
y la crueldad de seres quienes, desde el otro lado del Mundo, crean banderas
falsas mirando solamente sus bolsillos y, así, como este inocente que con sus
justos reclamos hizo pedazos mi corazón, así igual en otros lugares tan
distantes como Japón, Corea, Irak, Libia y muchos países más, padecieron lo mismo.
No conformes con haber despojado la
inocencia de tajo a tantísimos infantes, gobiernos electos en sus países de
manera democrática cuya principal justificación para existir y recabar
impuestos, es velar por la seguridad de las personas, han sido incapaces de
brindar seguridad y educación gracias a intervenciones que desde lejos decide
un grupo de poderosos con hambre de saqueo, dejando a eses pueblos igual de
impotentes en el camino para poder legarles un mejor futuro a sus hijos,
habiendo de vivir las consecuencias de tanto odio a causa de la ambición
desmedida de muchos seres perversos quienes sólo buscan enriquecerse a como dé
lugar.
Quizá usted me diga, ¿y yo, que
puedo hacer? Y tiene razón, tal vez nada, pues somos títeres o hasta conejillos
de indias de esas familias dueñas del FMI, poderosas e intocables que son las
que gobiernan al mundo y someten a su antojo a muchos de los que dirigen los
países, entregándoles recetas que como en México se convierten en ley, para
beneficio y beneplácito de las elites mundiales.
No concibo tanta apatía, ¡ah!, pero
si se tratara de un pequeño con nuestros
genes y de nuestra propia sangre, ahí si nos dolería. No es bueno decir, de esa
agua no beberé. Ante lo que se está
viviendo en el Mundo, todos estamos expuestos
a sufrir las consecuencias de esta guerra voraz y sin sentido.
¿Cómo es
posible que existan seres a quienes no les conmueve el sufrimiento de cientos
de miles de inocentes pequeños que según las estadísticas mueren diariamente
inclusive de hambre? ¿Acaso esos malos gobernantes que se inclinan ante el
poder del dinero no tienen hijos, sentimientos, corazón, alma, ni madre?
Esto me recuerda a los días de
Moisés, cuando va con el faraón egipcio y le lleva el mensaje de parte de
Jehová, de liberar a su pueblo o de lo
contrario calamidades caerán hacia él y sus gobernados. El faraón indiferente
se burla de la advertencia y, por su terquedad de hacer caso omiso, obedeciendo
a su mal juicio únicamente, pierde a su propio hijo.
¿Que esperamos los humanos para reflexionar?
¿Qué caiga sobre nosotros la furia de nuestro Creador?
La guerra es para sujetos que en
lugar de trabajar para ganarse el sustento, construyen y hasta diseñan armas
para ir a saquear a los demás, y así poder vivir cómodamente instalados aparte
en el dispendio.
Que Dios, nos perdone.
Autora: Ma Gloria Carreón Zapata